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Manuel Camacho Aranda, un apasionado del flamenco y de Cabra
30.09.08 -IN MEMORIAM - Escrito por: Salvador Guzmán Moral
Manuel Camacho Aranda tuvo desde niño una gran afición al cante, acompañaba a su padre a cuantos festivales se organizaban en Cabra y comarca, y así despertó en él su interés por todo lo relacionado con el arte flamenco.
Como tantos otros egabrenses emigró a Cataluña en busca de un futuro mejor. En Barcelona su amor al flamenco se vio fortalecida por la existencia de la única peña flamenca en Cataluña, la dedicada al guitarrista “Rafael Nadales” donde acudía puntualmente y donde se avivaba la esperanza de regresar algún día a su tierra. En su estancia en Barcelona contribuiría de forma importante en la organización de la Peña “Juanito Valderrama” y después en la de “Pepe Marchena”.
En 1985, regresó a Cabra y se entrego en cuerpo y alma, a sus dos pasiones: su familia y el flamenco. Sus colaboraciones en la prensa local, se hicieron cada vez más frecuentes, y poco a poco se fue centrado su interés en la figura del cantaor Cayetano Muriel “Niño de Cabra”.
Olvidado por la crítica y los aficionados Cayetano Muriel, carecía del reconocimiento que un cantaor de su talla debía tener. Manuel Camacho Aranda ha sido, sin duda alguna, la persona que desde su humildad y curiosidad investigadora ha contribuido más a la recuperación artística de este artista egabrense.
El trabajo de Camacho en la Peña “Cayetano Muriel”, los actos, festivales y proyectos que realizó, y los artículos y publicaciones de Manolo Camacho que firmó en estos años relacionados con Cayetano Muriel, han servido para a dar a conocer la vida y obra del artista que ha grabado el nombre de Cabra con letras de oro en la historia del Flamenco.
Sus artículos en La Opinión han sido especialmente celebrados, y siempre agradecimos su participación y colaboración en cuantas actividades se han realizado en la Fundación e Instituto Aguilar y Eslava.
Porque Manolo Camacho, además de todo lo que ha trabajado por Cayetano, por el Flamenco y por las cosas de su pueblo, ante todo ha sido una buenísima persona.
Con él se va un buen amigo, un ejemplar esposo, padre y abuelo, una persona íntegra y leal, defensor de todo lo nuestro y orgulloso de ser andaluz.
Desde la Fundación Aguilar y Eslava queremos transmitir a su familia y amigos nuestro profundo pésame, y aunque nos haya dejado en la redacción de La Opinión siempre lo tendremos presente, pues nos quedan sus artículos y sus sabios consejos.
Descanse en paz…
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