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El desbordamiento
26.10.08 - Escrito por: Charo Zarzalejos
Horas antes de que se conocieran los espeluznantes datos de la EPA, que ha brindado un panorama alarmante del paro en España, el propio ministro de Trabajo alertó que lo que íbamos a conocer indicaba una situación "muy dura y difícil". Naturalmente, el ministro conocía ese fatídico 11,3% de paro, que nos coloca a la cabeza, para mal, de los países europeos y, lo que es peor, ahora ya sabemos que por primera vez en décadas se ha comenzado a destruir empleo.
Nada menos que desde China, el presidente del Gobierno ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad. "Parados, tranquilos, porque el Gobierno está ahí". Y los parados se preguntan: "¿Y qué? Y se lo preguntan porque no saben cómo traducir ese mensaje. No saben cómo traducirlo porque no se conocen medidas concretas y activas. Lo que haya que hacer, ha dicho el Presidente, se hará en el contexto del diálogo social, cuya mesa aún está pendiente de convocatoria.
Hurgando en el proyecto de Presupuestos aprobado por PSOE, PNV y BNG, nos encontramos con que la previsión de paro que el Gobierno establece para el 2009 es del 12%, porcentaje que podría alcanzarse antes de que finalice el 2008. Para cubrir las prestaciones de este 12% de desempleo se ha establecido una partida que asciende a los tres billones de pesetas. Esta partida es claramente insuficiente porque el paro en el 2009 puede situarse en torno al 14%, según los expertos, y porque el crecimiento previsto del 1% no se va a haber satisfecho dado que, y también según los expertos, vamos a entrar, ya hemos entrado, en recesión; es decir, en crecimiento cero.
Las previsiones se han desbordado. La crisis, nuestra crisis particular que es el desempleo, galopa a sus anchas. De momento, está encontrando un cierto colchón en la familia y otros muchos en las ONG y otras organizaciones como Caritas, a donde acuden a comer y a pedir ayuda para llegar a fin de mes, acuciados por una hipoteca que ha doblado su coste y se ven abocados a la suspensión de pagos.
Esta nuestra crisis particular se ve solapada por la crisis financiera. Esa que se explica con términos rimbombantes, tan rimbombantes que lo blanco se convierte en negro, que origina una peculiar carrera por supuestos liderazgos y que es seguro que, a esos cientos de miles de españoles agobiados por el paro y por unas perspectivas muy poco halagüeñas, les resulta un mundo ajeno y extraño.
Es obvio que la crisis financiera hay que resolverla. Si los Bancos quiebran, el precipicio es seguro; pero lo que ya resulta urgentemente insoslayable es que los afectados por nuestra crisis particular se vean acompañados no por palabras sino por hechos. Llegados a este punto, una se pregunta: ¿Qué tiene que ocurrir para que el famoso diálogo social sea algo más que un slogan? Sería bueno, sin duda, que España estuviera entre los 20 que se reúnen el próximo 15 de noviembre en USA. Pero mucho mejor sería que Gobierno, sindicatos y empresarios se reunieran y llegaran a compromisos para evitar que el desbordamiento se convierta en tsunami.
OTR/PRESS Periodista Digital Blogs
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