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Botellón: a la puta calle
13.02.2007 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
Ya está decidido. Los señores gobernantes de nuestra querida ciudad de Cabra y una serie de asociaciones que no representan a nadie, acordaron el pasado día 8 hacer pública la decisión ya tomada, ¡EN UNA ÚNICA SESIÓN!, de fijar los aparcamientos que hay justo delante de la Caseta Municipal como el lugar idóneo para la colocación del tan manido ”botellódromo”. Ya está. Con eso se concluye todo un debate que durante muchos meses se ha mantenido en la calle. De un plumazo. Haciendo pública una decisión que probablemente rondaría las cabezas de más de uno antes de entrar en la sala.
Y me da a mi que la conclusión, además de precipitada, es errónea, está mal planteada y, seguramente, tendrá diversos problemas de aplicación una vez finalice la Feria de San Juan. Pero claro, eso es después de las elecciones y a saber quien lidia ese toro. Por lo pronto, problema resuelto sin necesidad de armar revuelo entre la juventud ni entre unos vecinos ya acostumbrados al ambiente que cada sábado se instala en sus calles. Ya veremos el resultado.
Pero atención, jóvenes y jóvenas egabrenses y egabrensas de hoy, esta Comisión ha tenido a bien el realizar una propuesta en la que nos exponen diferentes formas de concienciación con respecto a la ingesta masiva de alcohol, dándonos además una serie de indicadores acerca del comportamiento cívico que debemos tener en estos recintos tan maravillosos que esta gente mayor y tan responsable nos han preparado.
Pues bien, por lo que a mi respecta se meten ese manual de instrucciones por donde mejor les quepa y les pido, les ruego, señores y señoras tan concienciadas de nuestros problemas, que empiecen a investigar la fórmula mágica que solucione los grandes problemas que sí que es verdad que tenemos, como son el imposible acceso a viviendas capitalizadas en su mayoría por los grandes constructores y empresarios que, alentados por la incapacidad de los que nos gobiernan tienen la extraña virtud de explotarnos en sus empresas por menos de mil putos euros al mes. Eso son nuestros problemas, nuestros verdaderos problemas, no otros.
¿Remedio? Ninguno. Bueno sí, el consentir que muchísimos jóvenes se mueran de frío durante los crudos sábados de invierno mientras que la inútil y mastodóntica Caseta Municipal continúa cerrada a cal y canto, en nuestras narices, recordándonos que la solución, al menos, a uno de nuestros problemas es LA PUTA CALLE.
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