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Comunicado en la Jornada Mundial sobre las Migraciones
16.01.16 - Escrito por: H.O.A.C. Cabra
Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de las Migraciones, la H.O.A.C. ha elaborado una reflexión para que "como cristian@s? nos fijemos un poco mas con ojos de misericordia en este drama que día a día lo tenemos en los medios de comunicación. Defendamos a la persona humana sin importar donde ha nacido."
¡Abramos los brazos y acojamos a las personas inmigrantes!
Con motivo del día mundial de las Migraciones, La HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), queremos ofrecer esta breve reflexión sobre la situación y condiciones de vida de los trabajadores emigrantes y refugiados que vienen huyendo del hambre, las guerras, los conflictos y los cambios climáticos. A nuestro país siguen llegando hombres, mujeres y niños procedentes de países empobrecidos que arriesgan su vida, con la esperanza de alcanzar la vida digna que en sus lugares de origen se les niega.
Al mismo tiempo que unos llegan, otros muchos han tenido que retornar a sus países por falta de trabajo. Los que permanecen aquí, lo hacen intentando sobrevivir a la precariedad, la economía sumergida, la ilegalidad, el paro..., que generan dramas sociales similares a los que sufre la población autóctona empobrecida: desahucios por impago de la hipoteca, salarios de miseria, recortes sociales, ausencia de sanidad... A esto hay que unir los conflictos entre los trabajadores españoles y los emigrantes, que son vistos como competidores en el mercado laboral.
De acuerdo con el Papa Francisco: «La atención de la Iglesia, que es "madre", se manifiesta con especial ternura y cercanía a quien se ve obligado a huir de su país y vive entre la erradicación y la integración. Esta tensión destruye a las personas. La compasión cristiana ? este "sufrir con-pasión" ? se expresa ante todo en el compromiso de conocer los eventos que empujan a dejar por fuerza la patria, y donde sea necesario, a dar voz a los que no pueden hacer oír el grito de dolor y de la opresión... Son elementos que deshumanizan y tienen que empujar a cada cristiano y a toda la comunidad a una atención concreta.»
Por este motivo, La HOAC, nos situamos al lado de todos los trabajadores y las trabajadoras, y en concreto de los emigrantes, porque el derecho al trabajo, para vivir con dignidad, a movilizarse libremente, son derechos humanos irrenunciables. Así creemos que cada cual debe vivir con dignidad, sin importar su origen, el color de la piel, su cultura, lengua o religión.
Desde aquí animamos a los cristianos a promover un trabajo digno y con derechos para los trabajadores emigrantes, una cultura solidaria que los integre en nuestra sociedad, la conciencia de que ellos dan más de lo que reciben, un nuevo orden económico-financiero más justo y equitativo que no los desarraigue de su hogar, patria y familia y, en definitiva, impulsar la paz, condición indispensable para un auténtico progreso.
Jesucristo espera siempre que lo reconozcamos en los emigrantes y en los desplazados, en los refugiados y en los exiliados, y asimismo nos llama a compartir nuestros recursos, y en ocasiones a renunciar a nuestro bienestar. «Los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás»(Pablo VI Carta ap. Octogesima adveniens, 14 mayo 1971, 23).
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