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UN CIENTÍFICO EN EL GOBIERNO: JUAN NEGRÍN
ISBN, POR JOSÉ LUIS CASAS SÁNCHEZ. - Escrito por:
He tenido noticia de que ha habido quien ha solicitado en la Biblioteca Municipal alguno de los libros que aquí comento. Me alegro, no tanto por saber que alguien me lee, sino por pensar que estos breves comentarios, que ni siquiera tienen la categoría de reseña, puedan interesar a algún lector, y porque así desde esta publicación, que de manera tan amable me acoge, se contribuye a la formación de lo que reza (el verbo no lleva segunda intención) en su cabecera: Opinión.
Muchas veces he defendido que, en contra de lo que suele decirse, la historia contemporánea está postergada en relación con otros acontecimientos históricos más lejanos. Por ejemplo, pocas personas podrían citar más de diez nombres de quienes han desempeñado en nuestro país la presidencia del gobierno en el último siglo (y eso que casi todo el mundo recuerda los cinco últimos). Un número muy escaso se acordaría de las personalidades que ocuparon dicho cargo en el gobierno republicano durante la guerra civil, y menos aún acertarían a decir que uno de ellos fue el socialista Juan Negrín. El historiador Ángel Viñas (de quien comentaré aquí su libro La soledad de la República) afirmaba en una entrevista el pasado sábado: “Llevo afirmando desde hace más de 20 años que el gran estadista de la República en guerra fue Negrín. Los documentos lo van demostrando día a día”. Se trata de una opinión que hoy día comparte toda la historiografía solvente, porque sobre la figura de Negrín se desató muy pronto una polémica qu
e ha llegado hasta hoy, sus partidarios resaltaron su labor como estadista, y sus detractores limitaban su juicio a que se había entregado secretamente a la causa del comunismo. Esta última visión predominó a lo largo de la dictadura, hasta que poco a poco la realidad histórica acerca del papel de Negrín durante la guerra se ha dado a conocer, aunque ahora falta que salga del ámbito reducido de la comunidad de historiadores.
Juan Negrín nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1892. Nada más acabar el bachillerato se marchó a realizar estudios de medicina en Alemania, un país al que siempre admiró por su cultura y por su manera de fomentar el estudio y el conocimiento. Tras volver a Canarias, al poco tiempo se desplazó a Madrid, donde en 1917 comenzó a trabajar en un laboratorio de Fisiología, gracias a la ayuda de Ramón y Cajal. En 1922 obtuvo la cátedra de Fisiología de la Universidad Central en Madrid, y en esos años ya era reconocido, dentro y fuera de España, como un excelente científico.
En 1929 ingresó en el PSOE, y participó de modo activo en política como diputado en 1931, 1933 y 1936. Durante la guerra civil, al formarse el gobierno presidido por Largo Caballero en septiembre de 1936, desempeñó la cartera de Hacienda, y en mayo de 1937 pasó a ocupar la presidencia del Gobierno, puesto en el que se mantuvo hasta el final del conflicto, e incluso durante los primeros años del exilio. Su posición política se resumió en el lema “¡Resistir es vencer!”, pues era consciente de que el futuro de la guerra se jugaba en el plano internacional; su decisión más controvertida, aunque justificada, fue la de trasladar el oro del Banco de España a Moscú, con el fin de poder financiar el armamento necesario para mantener la guerra. Su exilio transcurrió entre Francia, México, Gran Bretaña y Francia, donde murió en noviembre de 1956.
A los 50 años de su muerte, en Madrid, se celebra una exposición sobre su vida y su trayectoria, que se mantendrá abierta hasta el 7 de enero de 2007. El Catálogo de la misma lleva por título Juan Negrín. Médico y Jefe de Gobierno, 1892-1956 (Ministerio de Cultura / Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Madrid: 2006). Contiene, además de los documentos y fotografías utilizados en la exposición, las colaboraciones de expertos (entre otros, Ricardo Miralles, Julio Aróstegui, Ángel Viñas, Paul Preston, Enrique Moradiellos o Helen Graham), así como un interesante Apéndice con el título de “Yo lo conocí”, que recoge diversos testimonios de personas que mantuvieron relación con Negrín, alguien que por su talla como político, como intelectual y como científico no merece estar en el olvido.
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