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Esta obra que se plantea en un contexto religioso, pero más bien es político con una crítica social, se desarrolla en un pueblo, SALEM, del Estado de Massachusetts (EE.UU.) allá por 1692, basándose en los hechos que sucedieron por los juicios de las que llamaron "brujas", que desembocaron en la tragedia de ahorcar a unas 20 personas.
Se abrió el telón y apareció un bosque en los alrededores de Salem, donde unas chicas del pueblo bailaban a la luz de la luna. A raíz de esto, surgieron una serie de circunstancias, en las que la hija del Reverendo Parris (en un interpretación excelente de Bernardo Fresnillo), sufrió unos ataques epilépticos o más bien simuló, que los atribuyeron al demonio, lo que sirvió para un montaje, que desembocó en una histeria colectiva de brujería, en la que participó todo el pueblo, de diferentes maneras. Hubo papeles de todas clases para los 23 actores-actrices, en los que hicieron alarde de un buen decir y hacer, comenzando por el buen papel de la Esclava Tituba (Loli Ponferrada), Betti Parris, la hija del Reverendo (Irene Luque) y Abigail Williams, su ahijada (Fátima Ponferrada) que se lucieron en sus actuaciones. En la trama aparecen varios matrimonios involucrados desde distintos aspectos, como son los Putnam, Ana y Thomas (Margarita Serrano y Rafael Rodríguez), los Nurse, con Rebecca (la incombustible actriz Mª Eulalia Arnáiz) y John Proctor (Manuel Calvo) y Elizabeth (Isabel Díaz) que bordaron sus papeles. Otros fueron Giles Corey (Javier Sánchez), Mary Warren, sirvienta de los Proctor, la chica de la muñeca con aguja (Ana María Ramírez, en otro gran papel), que estuvieron muy bien.
Y quedaban todavía primeras figuras. Un gran Reverendo Hale (José Mª León), espléndido, y otro grandísimo actor, que hizo de Gobernador Danforth (Francisco Javier Sánchez Madrid) junto a la jueza Hathorne (Mª José Martínez) que imponía silencio en la sesiones de la corte con su martillo. En papeles secundarios tuvimos con un excelente hacer, entre los varones, al alguacil Herrick (Esteban Pulido), Jacob (Alejandro Leyva), Cheever (Rafael Cantó), que arrestaba a los acusados y Thomas (Wellington da Silva). Y entre las féminas estaban Susanna (Francisca Arroyo), Dorothy (Feliciana Ariza), Mercy (Encarnación Chamizo) Sarah Good (Lola Castro) y Lucy (Daniela Torres).
Una puesta en escena magnífica así como la dirección, que corrieron a cargo de Carmen Serrano Ceballos, actriz prieguense, Directora del Aula de Teatro, que siempre triunfa en sus muchos años al frente del Aula, a las que hay que sumarle una iluminación sutil y bien lograda, como el sonido, a cargo del Equipo Técnico del Teatro, una escenografía minimalista y muy atractiva del polifacético Rafael Rodríguez, y un vestuario "ad hoc" precioso, de tres modistas cualificadas como son Isabel Díaz, Tania Ariza y Ana Rodríguez "made in Cabra", coadyuvaron al éxito total de la representación. El regidor el de siempre, Jesús Barbero.
Sin descanso entre cuadros, corrió la función y al finalizar ésta, el público en pie aplaudió con entusiasmo al elenco numeroso de esta obra, recibiendo un ramo de flores la directora Carmen Serrano, por su gran labor al frente de sus huestes.
Los comentarios de los asistentes a la salida, en el "foyer" del teatro, eran de alabanzas a los intérpretes, por "haberse aprendido unos diálogos tan complicados en una obra de 2 horas de duración", decían, "que habían realizado con gran maestría".
Al igual que en los teatros de ópera se reponen obras de repertorio, por qué no se hace los mismo aquí. En el año 2005 se puso la "Pepita Jiménez" de Valera y ya va siendo hora de una reposición de esta obra tan egabrense y universal. Lanzo un mensaje a la Directora del Aula de Teatro para que estudie la posibilidad de hacerla nuevamente.
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