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Lo que hay que Wert
18.02.14 - Escrito por: Rafa Linero
Estaba con un grupo de amigos mareando al camarero con las casi infinitas variaciones de tipos de café (solo, manchado, con leche fría, templada o caliente, en vaso, en taza, con azúcar, con sacarina, descafeinado...) cuando no se me ocurrió otra cosa para terminar de enredar que pedirle un relaxing cup of café con leche. Tomó nota sin inmutarse y, al rato, empezó a traer el amplio muestrario de bebidas que habíamos pedido. Todas menos la mía. Pasó el tiempo y seguía sin servírmela. Le reclamé la tardanza y me respondió con un inconfundible acento tejano-castellano-leonés "estamos trabajando en ello".
Y en ese momento, mientras mis amigos se reían de mí, llegué al convencimiento de que las diversas reformas educativas han tenido el mismo propósito, conseguir que los ciudadanos fuéramos tan incultos como nuestros políticos. Pero no seamos mal pensados, estoy seguro de que lo han hecho por nuestro bien. Han decidido que, como a ellos no les ha ido nada mal en la vida, quieren que todos tengamos sus mismas oportunidades. Los miembros y miembras de los distintos gobiernos son así de considerados.
Hace tiempo que nos han demostrado que no es necesario saber inglés para llegar a tener un cargo importante. Y ahora nos quieren hacer ver que tampoco hace falta conocer en profundidad el español.
A la vista está que se puede llegar a ser Presidente del Congreso de los Diputados y que su discurso más recordado sea un "manda huevos". Y también se pueden explicar las restricciones de derechos soltando un "que se jodan". De esta forma, tengamos el nivel cultural que tengamos, a todos nos queda muy clarito.
Y, por último, tenemos al actual ministro de Educación (por si no fuera bastante también lo es de Cultura y Deporte), José Ignacio Wert. Se me ocurre que la motivación de su cruzada contra la educación pública es distinta a la que acabo de exponer. He pensado que lo que pretende (por razones que no soy capaz de imaginar) es que no podamos escribir bien su apellido. Con razón aquellos estudiantes no lo saludaron, no sabían quien era. Aunque con esto corre el peligro de que si no nos aclaramos con su nombre no podremos presentárselo a nadie. Y eso lo convertiría en un impresentable. Lo que hay que Wert.
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